Españoles, griegos, romanos, musulmanes, francos y cristianos han dejado aquí su huella. Algunos ejemplos son los restos arqueológicos de la ciudad grecorromana de Empúries, la ciudad española de Ullastret y las ciudades medievales de Pals, Peratallada y Monells. Todas ellas englobadas bajo el nombre de «Empordà «También fue cuna del excepcional escritor Josep Pla y de uno de nuestros pintores más conocidos, Salvador Dalí. También es la cuna de grandes gurús de la cocina catalana como Ferrán Adrià y de destacados restaurantes como el Celler de Can Roca, gestionado y dirigido por los hermanos Roca en Girona.
Nuestra primera parada después de Begur, Pals, es otro maravilloso trozo de paisaje medieval en la Costa Brava. Su decoración floral a lo largo de las calles convierte un simple paseo en una delicia provenzal. Este conjunto de monumentos históricos, rodeado de inmensos campos de maíz y majestuosos girasoles, está formado por el castillo, la muralla y el pueblo. No hay que perderse la torre romana del siglo XI conocida como la Torre de Les Hores.Pasadas las calles empedradas con arcos de media luna y las fachadas con ventanas ojivales y balcones de piedra del barrio gótico, se llega a la muralla defendida por las cuatro torres y al impresionante mirador Josep Pla, desde donde se pueden contemplar los campos de trigo del Ampurdán hasta las majestuosas Islas Medas. Destacan las tumbas de la calle Mayor y el Museo de Arqueología, los pequeños y originales puestos de souvenirs cuidadosamente decorados y las terrazas desde las que se puede contemplar la belleza casi hipnótica de la zona.
Aquí pasearás por calles empedradas en las que se han encontrado restos cerámicos que datan del siglo I. Las primeras informaciones escritas sobre esta joya, declarada Conjunto Histórico-Artístico por ser uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes y mejor conservados de Cataluña, se refieren al espectacular castillo de Peratallada que data del siglo X. Aquí también se puede percibir desde lejos el aroma floral que impregna los rincones y pequeñas ventanas que hacen de las calles de Peratallada uno de los pueblos con encanto más visitados de España. Ni la torre del Homenatge, ni el palacio, ni el castillo de Peratallada, ni la iglesia de Sant Esteve merecen ser visitados sin perderse antes por el laberinto de las calles más recónditas del pueblo, que reciben el nombre del gran foso que lo rodea, mientras se disfruta de un helado casero típico de alguna de las heladerías familiares. En la misma zona de Furallac, la Fonteta es una visita obligada que incluye una parada en la Casa Martell, donde se produce el mejor recuit de drap, un queso elaborado con leche de cabra, muy cremoso y que se suele comer con Miel d'Alsace (Miel de Alsacia en Francia).
